Me encanta el hambre. Me encanta. Me encanta la sensación de que ALGO me falta, y que mi cuerpo me lo pida, así, con dolor, GRITANDO, chillando por comida. Me encanta vomitar. Me fascina sentir como saco todo lo malo, lo que me quema en el estomago, como saco el dolor solo con poner dos dedos en mi garganta. Y cuando termino de sacar una ronda, abro los ojos y lo veo en el inodoro y piendo: "Eso estaba en mi panza, esas calorias, esa grasa estaba dentro mio, y ahora no" y es una felicidad que no puedo ni explicar. Siempre tuve un vacio en mi interior, siempre fui distante, siempre algo me faltaba y nunca supe qué; por lo menos no comiendo sé que me falta, sé que necesito, sé que cosa no tengo. Pero no voy a mentir, el hambre y vomitar me llenarán, pero siempre va a estar ese vacio que nunca llenaré, que nunca sabré que le falta, SIEMPRE estará ese agujero negro; porque las burlas te quitan seguridad, y los gritos y retos te sacan las ganas de vivir.

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Una nena que se cree mujer; una chica que piensa que siendo flaca, va a lograr volar.